Me dijeron que era imposible
tocar el cielo, subir a las estrellas o echar a volar. Que todo lo oscuro era
feo, y lo claro irreal. Que era imposible ser feliz eternamente, y más mirando
atrás. Que si el corazón siente es imposible olvidar…
Pero yo no me quise fiar, y me di cuenta que si
no era capaz de tocar el cielo lo podía imaginar, que ni lo oscuro es siempre
feo, ni lo claro irreal, que todo depende de la luz con que ilumines tu vida,
el aspecto que le quieras dar, así día a día creando tu felicidad.
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